martes, 15 de marzo de 2016

Tres para una

Estabamos muertos después de la clase de danza. Todos empezaron a irse excepto por mis mejores amigos que tocan en la clase que se quedaron. Yo y los tres con los que no tengo que fingir nada porque me conocen de siempre. Esas amistades que fluyen sin decir palabra. Entre ellos más. Se juntan una vez a la semana a jugar a la pelota y cada fin de semana para ir de fiesta. A mí me tratan como uno más! Un amigo al que le cuentan todo. En eso estábamos; conversando. Hablando de la clase, ellos hablando de las percusiones y yo de lo que me dolía la espalda y lo que deseaba un masaje. Te lo damos! Cuál es el problema? Así, de un momento a otro estaba tirada en el suelo. Con uno masajeándome la espalda otro la cabeza y el otro las piernas. No sé cuánto tiempo estuvimos en eso cuando las respiraciones se empezaron a hacer cada vez más intensas. Mi cuerpo ya sudado cada vez se hacía más suave y notaba como los tres comenzaban a apretar con más fuerza. Al ritmo de mis respiraciones conectándolas con las de ellos mismos. Yo solo llevaba puesto un corpiño y unas calzas cortas, y ellos, el torso descubierto y unos pantalones de lino cada uno. La cosa se salió de control. No nos dimos cuenta y poco a poco los masajes me fueron recorriendo entera, acariciando mis pechos, mi cuello, mi boca, que se fue alzando para besar al que tenía más cerca.  Mi cuerpo estaba exitado y con cada roce vibraba algo más adentro. No hablamos... La situación nos controló y seguimos nuestros instintos cual animales en celo. Nos fuimos sacando la ropa y tocando los unos a los otros. Ya no había diferencia de género. Éramos seres humanos sintiendo cuerpos exitados de placer. Ellos se tocaron y me regalaron sus cuerpos erectos. Casi no nos miramos a la cara. Las veces que me topé con unos ojos de frente esquivé la mirada y la dirigí a sus miembros que estaban más bellos que nunca. Con sus cuerpos sudados y cálidos celebrando la amistad de un modo particular, sin pensar realmente en lo que estaba sucediendo, Nos dimos placer unos a otros y nos hicimos acabar uno por uno al ritmo de nuestros corazones ardientes. Caímos al suelo cansados de la situación,cansados sin decir palabra. Estuvimos ahí cerca de media hora. Quizás pensando en lo que acababa de pasar, en lo que pasaría mañana y en cómo mirarnos a la cara después, cómo volver a hacer una rutina normal después de esto, cómo continuar una amistad luego de lo que habíamos vivenciado. Había pasado de verdad? Realmente habíamos hecho lo que no se iba de mi cabeza? Me quedé dormida pensando y desperté dos horas después por el frío que entraba por la ventana. Me di cuenta que estaba desnuda. Tapada con una manta tirada en el suelo... De los tres no había ninguno. Pasó como una semana hasta que vi al primero. No conversamos del tema. Hicimos como q no había pasado nada. Fue un sueño que yo y ellos tres tuvieron al mismo tiempo. Un sueño que por suerte no interfirió entre nosotros. Trato de acordarme de sus cuerpos y solo recuerdo sensaciones. Las imágenes las borré de mi cabeza o se me borraron sin querer. Ellos siguen yendo a jugar a la pelota una vez por semana y juntándose para ir de fiesta. La única diFerencia es que después de clases ya no conversamos . Apenas damos el aplauso final cada uno sale como si tuviera el más grande de los compromisos en casa. Y yo hago lo mismo. Tengo cosas que hacer y parto a casa quizás pensando en cuándo volver a repetir este sueño colectivo 

No hay comentarios: