domingo, 6 de marzo de 2016

De peluquería y otros placeres

Me dijo q escribiera algo erótico y lo primero que se me viene a la cabeza son esos pensamientos que se me cruzan cada vez que lo veo desde que tengo 16, cuando todavía era una adolescente virgen con ganas de portarse mal y explorar como en las películas que veía escondida cuando era chica después de las once de la noche. Nunca concretamos porque éramos unos pendejos que con suerte sabían emborracharse y quedar parados, así q entre todos los años que pasaron y todos los que pasaron por casa -y cama- algo había cambiado. En la cabeza y en el cuerpo.
Lo vi como 7 años después y lo encontré exquisito, pero tenía polola. Me lo imaginé en pelotas, arriba mío, abajo, atrás, de todas las formas posibles y siempre andaba bien, pero siempre en la cabeza, nunca en serio, luego lo vi como 4 años después de entonces y cada vez se ponía mejor. Más canas, a sus cortos veintitantos más canas que le quedaban increíbles, más cuerpo, más piernas, uff, esas piernas... Y más años y menos rodeos. Pero no pasó nada... Nos volvimos a hacer amigos y la relación empezó a fluir, tanto que no podíamos cagarla. Así q empezamos a bailar, primero con distancia pero con muchas sonrisas entre medio y después más cerca. pero me tuve que ir, una vez más por casi un año hasta hace poco q volví y lo vi de nuevo. Con polola todavía pero más libre. Con más canas, más cuerpo, más barba y más piernas. A esas piernas les escribo una historia propia. Seguía sin pasar nada pero empezamos a bailar más apretados, más roce, más calentura y más ritmo. Con el corazón a mil pero privándome para no cagarla, para no echar a perder una amistad que va evolucionando de manera espontánea y sana. Bailamos apretados y cada vez q puedo lo miro y nos hacemos algún chiste. Ya sin filtro casi, pero no nos atrevemos. Nos hicimos cariño, dormimos juntos, le toqué un brazo, la espalda y me morí de ganas de tocarle las piernas, la guata, apretarlo todo y que me apretara toda. que nos toquemos y nos comamos con las manos y la mirada. que nos culeemos con la mente y el cuerpo a mil. Que me dé lo suyo, que nos hagamos lo que decimos q les hacemos a otros y lo q deseamos hacer y no decimos. Que esas piernas me vuelvan más loca y que esa boca me coma toda y que me recorra de sur a norte y de este a oeste para que se ponga más carnosa y más caliente... que coma hielo y se enfríe y me vuelva a recorrer entera. Yo me entrego y me activo y lo recorro entero también a él, le regalo unas posiciones de yoga y que salgamos volando de placer. Que pongamos música, que él haga su música al compás de los movimientos de nuestros cuerpos tocándose con la misma sutileza de los cariños de media noche pero con la misma pasión que yo escribo historias y él compone canciones. Cantando y bailando de pasión y gozo, gritando porque somos felices y la tierra conspira a favor nuestro. Dando un último suspiro antes de acabar exhaustos de tanto explorar y sentir. Llenos de sudor de tanto baile en la cama, de tanto perreo hasta el suelo y más abajo del piso. Cansados de haber esperado 12 años para concretar los pensamientos q guardaba en mi cabeza y que se activaban con cada vez que me lo topaba y le miraba esas piernas cada día más maduras y sabias. Difícil mirar a la cara ahora 

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