En Valparaíso cada vitrina tiene su vida, las hay viejas, modernas, con estilo, sin él… Bonitas y feas.
Caminando por Valparaíso me di cuenta que cada una posee una personalidad que la identifica.
Para empezar está el señor más viejo del vecindario Cinzano, él se mantiene y pasa a ser un ícono en el barrio. Él no pierde su rango. Con su imponente edificación se mantiene en el y tiempo y es visitado constantemente. Sus grandes puertas de madera oscura denotan el tiempo y la imponencia que tiene sobre el barrio. Él se viste de verde; en el fondo desea volver a sus años mozos, pero le encanta decir qué edad tiene y que es el rey del barrio. Él mezcla algo de la actualidad con lo de antaño. Su cartel nos hace pensar que podría ser cualquiera, pero inmediatamente recalca su edad. Imposible no percibirlo si además todos lo conocen, Cómo no verlo si pasa a ser el gran personaje de esta historia. Cinzano mantenía una relación con una señora llamada Riquet, lamentablemente Riquet falleció pero su vecina podía tomar su lugar… una señora igual que él… de edad pero ella llegó porque encontraba pintoresco el puerto. Ella colecciona té y los exhibe como su colección. Esta señora es bastante refinada, le gusta la calidad. Sus puertas son de madera, y nos hacen creer que es un poco seria pero a ella no le importa mostrar su interior por eso nos abre las puertas para que todos podamos ver sus colecciones, es muy pulcra, con sus toldos pensaríamos que viene de Europa o de un sitio muy refinado, a veces nos da la impresión de que no perteneciera al barrio, pero la quieren y la respetan. Por algo lleva seis años cautivándonos con su elegancia.
También está el viejo sabio, le encanta la lectura. Se me hace un poco difícil acceder a él, se ve bastante cuadrado y serio, pero cuanto más me acerco más comienzo a creer que es un viejo choro, que sí quiere que lo visitemos... no por nada nos prende las luces en la noche para llamarnos la atención, por una parte este señor es bastante tradicional, pero por otro lado, es juvenil. Él es viejo y querido, es pequeño, trata de pasar desapercibido porque en el fondo lo único que le importa transmitir es que tiene algo de sabiduría para compartir.
En el barrio también viven unas hermanas, Las florerías, ellas siempre tan alegres, muestran todo, son parte importante del barrio siempre llaman la atención porque visten de colores alegres todo el tiempo. Cada una por separado no tienen mucha identidad, pero juntas pasan a ser tan potentes que es imposible no mirarlas.
Subiendo por Almirante Montt me encuentro con un grupo de jóvenes que llegan a ser parte de la bohemia de Valparaíso. Ellos son choros y se la juegan con lo que transmiten. Está Ritual por un lado. Un tipo joven y bohemio, se viste de mosaicos, pero no se conforma con sólo mosaicos, sino que mosaicos para la gente. Le gusta llamar la atención y le encanta decir que es sencillo y que con todo se puede hacer algo llamativo, este tipo es un poco roñoso, pero tiene estilo, por eso los viejos del barrio lo aprecian y no le envidian. Él tiene una amiga muy especial, Paulina Acuña, una tipa nueva en el barrio bien pintoresca y alegre, a ella le encanta mostrar cómo se viste y lo exhibe sin reparo. Se viste de verde y fucsia y utiliza bastantes accesorios, tiene suficiente personalidad como para no pasar desapercibida. Paulina Acuña se junta con Jirafita In, también una tipa nueva pero más hipposa… ella es un poco más reservada; sus barrotes y su sólida edificación nos hace pensar que esconde algo, algo interesante por cierto. Nos da una pista, un carro con unas piernas pintadas, qué significará eso? Debemos entrar para averiguarlo… con sus carteles nos hace alguna referencia, pero de todas formas me dan ganas de conocerla más a fondo, se ve que es una tipa interesante.
En el barrio no faltan quienes les encanta mostrar todo lo que tienen, y lo exhiben de una forma bien moderna según ellos. El Oasis es un tipo bastante feo, pero es simpático, por eso la gente lo quiere todavía. El está todo el día, pero es en la noche donde con sus luces intenta llamar la atención de los transeúntes. No es ordenado, para nada, pero tiene algo llamativo en su fachada que invita a la gente del puerto, ellos se acercan y pasan horas conversando con El oasis, hasta me da por pensar que en ese letrero hay algo de su personalidad. Así mismo está Minimarket Los Patricios, un tipo bien desordenado, pero él es de barrio y ofrece todo… muestra todo también, no le importa cambiar de estilo según lo que le ofrezcan pero en el fondo estoy segura que en sus años era un tipo bien cotizado. Seguramente hasta elegante, sus mosaicos que deja entrever deben haber sido no para cualquiera; pero el tiempo lo ha corroído. Él cree que ofreciendo de todo y dejándolo a la vista será un tipo actual… yo creo que es viejo y hay que dejarlo.
Lamentablemente el tiempo se me acaba y debo volver a la realidad… ya es hora de irme… dejo a los personajes de mi historia tranquilos. Tal vez vuelva en un tiempo y pueda apreciar otras cosas. Por ahora me conformo con haber conocido esta parte.
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