Una de las razones por las que me dan ganas de escribir, es la melancolía... Falta una pizca de frustración, desilusión o amargura y las letras afloran. Hoy, las cosas son diferentes, podría decir que han pasado muchas cosas en mi vida y podría decir además que han pasado muchas cosas -malas- en mi vida, pero como lo dije antes también, tenemos dos opciones: tomar las noticias como malas o verlas como señales para seguir adelante. Yo me inclino por la segunda y probablemente esa es la razón de la felicidad que me invade en este momento -entre otras-.
Hace falta conocer un par de personajes en la historia de tu vida, para que el rumbo cambie completamente. Un profe de filosofía me enseñó que el objetivo del ser humano era la felicidad, el fin último, el sentido de la existencia... Sin que me lo dijeran, lo sabía... bastaba sólo encontrarla.
Qué pasa cuando una persona contribuye a esa felicidad? Siempre he creído ser alguien súper independiente, pendiente más de mi propia vida que de cualquier cosa y siendo feliz sólo gracias a los detalles que ella me brinda. Hay extraños que marcan la vida de manera notable y otros no tanto que te dejan volando en las nubes... Ese es mi caso ahora y ni siquiera sé cómo explicarlo.
Normalmente una mujer -común y corriente- va creando su prototipo de hombre a medida que pasa el tiempo, pero también se va desilusionando de las malas experiencias y a partir de eso se forma una imagen de "aquel extraño ser perfectamente adaptable a tu forma de ser" que sea simpático, lindo e inteligente son sólo un puñado, entre 100 que tengo, que sea como aquél, pero con la personalidad de éste, que me haga reír pero que sea serio cuando se requiere, que sea "contextualizable"... Uff, millones.
Ni siquiera sé cómo explicarlo (otra vez) ...
Tal vez sea pronto para decirlo, no lo sé, pero estoy hablando por esto que está fresco y con toda la ilusión de generar algo increíble
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