viernes, 28 de enero de 2011

Si pudiéramos confiar por lo menos en la persona que tenemos al lado, la vida tal vez sería distinta. Por qué no ser como antes, inocentes, disfrutando el momento y viviendo al máximo cada descubrimiento. Si no es posible confiar en quienes dicen ser tu apoyo, qué queda para los desconocidos. No me sorprendería saber que en medio de una catástrofe, saltara todo el país a dar apoyo, mientras sea público, claro. Estamos metidos en un hoyo tremendo, decimos ser un país solidario, pero la solidaridad del país se basa simplemente en reconocimiento personal, sino para qué, No vale la pena.
Es una pena ser parte de esto también, cómo hacer que no, me gustaría saberlo.

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