Fue en una ida al desierto cerca del mar de Cortés, en México, después de encontrar un lugar con un poco de sombra que nos acogiera por unos días. Queríamos un poco de contacto con la naturaleza y estar lo más alejados que se pudiera de la gente. Estábamos disfrutando de la brisa que aparecía a eso de las 6 de la tarde, un poco antes que oscureciera, cuando se cruzó un lagarto, que no era muy grande, ni muy rápido pero sí tenía unos colores que daban ganas de mínimo mirarlo de frente. Por mi cabeza se pasaron millones de imágenes y en mi memoria se instauró un capítulo de animal planet de ese bicho. Le dije a Chuno, me parece que se llama ''Monstruo de Gila'' y al decirlo se me vino el tipo de la tele diciendo que eran unos reptiles cosquillosos y que les encantaba comer huevo. Pero es venenoso? preguntaba chuno. No, respondí yo. Si hay algo que recuerdo bien es que no hace nada y te juro que es cosquilloso, mira, vamos a agarrarlo y le hacemos cariño en la guata.! Así que mientras Chuno sacaba fotos yo corrí a agarrarlo de la cola, solo hasta que escuché el sonido que hacía que me obligó a soltarlo. Pasaron como 15 minutos hasta que salió del escondite en dirección a la madriguera y como las fotos no estaban tan buenas y todavía no le hacíamos cosquillas, de una partimos a molestar de nuevo. Chuno corrió esta vez a agarrarlo decidido, hasta que el sonido que escuchamos fue más fuerte y con mucha más intención de alejarnos de ahí. Como ya teníamos un par de buenas fotos, lo dejamos y nos fuimos a dormir para partir al otro día, cerca de la civilización y cerca de internet, donde obviamente lo primero que hice fue corroborar mis datos. Chuno, cacha que seca, le dije. Se llama monstruo de gila! Y mientras le decía eso leí la segunda línea que decía ''Uno de los dos lagartos venenosos del mundo''... y hasta ahí llegó mi credibilidad como herpetóloga. FIN
sábado, 3 de mayo de 2014
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